Sierras y Valles Agrícolas de Ensenada, en Manos del Narcotráfico
Por Javier Cruz Aguirre
En las sierras de Ensenada, el centro de operaciones del narco en Ensenada (Foto Enrique Botello)
Lo peor. Los hijos de esos campesinos son hoy los principales promotores y trabajadores de los dos carteles que operan en la región: el de Sinaloa, principalmente, y el de los hermanos Arellano Félix, después.Y mientras las sierras de Juárez y San Pedro Mártir “están plagadas” de sembradíos de marihuana de no más de tres hectáreas de superficie cada uno de ellos, en los dos valles agrícolas que se ubican en las faldas de esas montañas se “lavan” millones de dólares con la producción de hortalizas de exportación.
“(Los narcotraficantes) están trabajando en toda la sierra. En donde ves una manchita de agua ahí los vas a encontrar”, resume un ex dirigente agrícola serrano que solicitó no ser identificado por temor a las represalias, ya que aún tiene tierras en la parte alta de una de las cordilleras contaminadas con la droga.
Otros ejidatarios y pequeños propietarios entrevistados por A los Cuatro Vientos en ambas sierras y los dos valles agrícolas, también lo confirman:
“Hay lugares donde siembran una hectárea, hay otros con dos o tres, que es lo máximo que pueden tener (…) Hay otros que siembran debajo de los encinos. ¡Tienen hasta sus invernaderos naturales! (…) Nos ha tocado verlos cuando hacemos recorridos a caballo por la sierra, ¡y nos han sacado cada susto! (…)”, revelan.
Un cuarto campesino de la Sierra de Juárez reafirma y remata, categórico:
“Le hablo de toda la sierra. ¡Toda! Norte, Sur, Este y Oeste. No importa si es en la parte media o alta. Donde ven agua ahí están. Y es marihuana lo que se siembran”.
Toda la Sierra de Juárez, en manos de sembradores de mariguana (Foto: Enrique Botello)
Otros ejidatarios con poder, como Alfonso Garzón Zataráin, dirigente estatal de la Central Campesina Independiente (CCI) y hermano del recién electo diputado estatal Jesús Garzón Zataráin, son muy cautelosos cuando hablan del tema.“Es poco lo que los ejidatarios podemos hacer para combatir o simplemente para señalar que esta sucediendo este problema en nuestras parcelas. Yo en verdad desconozco este asunto pues provengo de un ejido, el Eréndira, que esta dedicado a producir alimentos, pero los rumores corren y si el arroyo suena es porque agua lleva”, dijo Garzón a Cuatro Vientos cuando se le pidió información al respecto.
Pero pronto establece la responsabilidad oficial en el tema.
“La Ley Agraria contempla sanciones para los ejidos que se prestan al narcotráfico, pero esto es más bien un asunto de la autoridad judicial y ahora el Ejército esta sumado a esa atención. Lo cierto es que hasta hoy no conozco que se haya impuesto una sanción a ejido alguno (en Baja California) por estar inmerso en este problema”.
Sin embargo precisa, al igual que lo hicieron cada uno de los ejidatarios y pequeños propietarios entrevistados por A los Cuatro Vientos en las sierras y los valles, cuál es el origen de la presencia del narcotráfico en las antiguas zonas de producción forestal y agropecuaria.
“Esto se debe fundamentalmente a que hay abandono oficial en algunos ejidos, principalmente los fantasmas, los que viven sin tener suficiente población. Ahí es donde aprovechan esta clase de negocios ilícitos para establecerse”.
El abandono del gobierno al campo y la ganadería, uno de los orígenes del problema (Foo: Enrique Botello)
Al respecto Humberto Lepe Lepe, integrante de las comisiones de Gobernación, Marina y Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación en la Cámara federal de Diputados, abonó:“No se justifica el abandono que el Gobierno de la República y el de Baja California mantiene en el campo. Estos gobiernos que han abandonado al campo deben retomar el camino y apoyar a la gente del campo. Los tres niveles de gobierno pueden hacer algo por los campesinos”.
Agregó el legislador bajacaliforniano: “El campesino de las sierras y los valles, en su desesperación, se agarra de cualquier clavo hirviendo y no se da cuenta de que esta cavando su tumba. Se mete a sembrar cultivos prohibidos. Pero esto no lo deben hacer los campesinos, ni por amenazas del crimen organizado. Deben denunciar a quienes estén haciendo presión contra ellos y seguir demandando al gobierno que se les atienda”.
Y remata, a manera de advertencia: “Si en nuestro estado, al igual que en el resto del País, no atacamos de fondo la pobreza que lacera, que lastima, que golpea a nuestro pueblo, estamos construyendo una entidad que no va a tener perspectivas. Ningún gobierno se justifica si no atiende a los más pobres, a los más necesitados”.
LA SOMBRA EN LAS SIERRAS
Las Sierras de San Pedro Mártir y Juárez son asiento de una pequeña ecoregión de cuatro mil kilómetros cuadrados de extensión.
Son al mismo tiempo las cordilleras más altas de la Península de Baja California y la base fundamental del clima mediterráneo que domina la región norte de la península.
En lo alto de ellas se ubican los Parques Nacionales Sierra de San Pedro Mártir y Constitución de 1857 (en la de Juárez), que presuntamente las salvaguarda de la presencia de toda clase de actividades humanas ilícitas, entre ellas el narcotráfico.
Ensueño que se ensombrece (Foto: Enrique Botello)
Sin embargo esta visión de ensueño no la comparten los ejidatarios desplazados por los sembradores de marihuana de aquellos otrora paraísos paisajísticos, ganaderos y forestales.“Ya son varios años que han estado sembrando marihuana descaradamente. No dejan ningún aguaje, ninguna lagunita, ningún depósito superficial que tenga líquido sin que se siembre. Y estoy hablando de muchas parcelas ejidales”.
Ello lo manifestó un ex dirigente de la Confederación Campesina (CNC) en Baja California, el cual tuvo que radicarse en la ciudad de Ensenada por temor a ser víctima de la presencia del narcotráfico en las sierras.
Triste, se lamenta: “Las sierra de Juárez y San Pedro Mártir están abandonadas. Esta abandonado Bramadero. Están abandonadas en cuanto a los habitantes y las autoridades”.
Hace un rápido y lamentable recuento de daños:
“Se acabó toda la actividad del bosque, también la ganadería. Entonces muchos muchachos se fueron a los Estados Unidos, otros más se tuvieron que devolver y los engancharon. Se trata principalmente de jóvenes”.
Otros ejidatarios y pequeños propietarios que piden, incluso suplican no ser identificados, confirman lo dicho por el ex cabecilla campesino: los hijos de los viejos hombres de la sierra simplemente se cambiaron de bando, cansados del abandono oficial y la pobreza.
“En los ejidos –narra uno de ellos- quedarán dos o tres de los ejidatarios fundadores y los hijos de los originales ya no quieren irse a trabajar a la sierra. Están vendiendo las tierras. Están regalándose las tierras. A veces gente de muy dudosa calidad moral y personal es la que está comprando”.
Aparte de los jóvenes ex ejidatarios, los campesinos de la región serrana han visto “a gente joven nueva, que no es de ahí. Se ven muchos rostros nuevos y muchos carros con doble tracción”.
Denuncian: “Uno que conoce la región, desde mayo empieza a ver las unidades de doble tracción, del año, que empiezan a subir con sistemas de goteo y mangueras nuevas. ¿Qué tienen que hacer ellos en la Sierra de Juárez? Ahí no hay árboles frutales, no hay hortalizas, no hay granos, no hay nada. Y eso todo mundo lo ve”.
Otro ejidatario que abandonó la Sierra de Juárez por el fulgurante arribo de los narcotraficantes a la región, comentó que si los campesinos no acceden a vender sus parcelas o ranchos “por las buenas”, simplemente “te obligan a que les vendas tus tierras”.
En las sierras, donde hay agua hay mariguana, dicen los ejidatarios serranos (Foto: Enrique Botello)
Narró el caso de un ranchero de Sierra de Juárez que vivía cerca del aserradero.“Una vez se fue de vacaciones y cuando regresó encontró que alguien había sembrado una hectárea de marihuana en su predio. Acudió a las autoridades a denunciar el hecho, le dijeron que investigarían. Después, desde su propiedad, vio gente rara llegar a la zona sembrada a recoger las plantas. Al rato tres de ellos llegaron a su casa llevando unas pequeñas matas de marihuana y le dijeron que ahí se las dejaban. Entonces el amigo les dijo que le dijeran a quien había sembrado la marihuana, que mejor le vendía el rancho ya que sus padres vivían en él y no quería que les fuera a pasar algo. Tres semanas después alguien le habló y a la cuarta semana ya estaba cerrando la venta del rancho en una notaría de Tijuana. Ahora ya no sabe ni quiere saber qué está produciendo su ex propiedad”.
Historias similares se cuentan en los ejidos que hay en toda la cordillera central del estado, entre ellos el Sierra de Juárez, Santa Catarina, la Huerta, Tepi, -“que hace mucho esta con eso”-, Leandro Valle, San Pedro Mártir y toda la zona del Valle de la Trinidad, en donde hay otros ejidos infiltrados por los narcotraficantes provenientes principalmente del Cártel de Sinaloa.
A los Cuatro Vientos preguntó a los ejidatarios y rancheros de la Sierra de Juárez si ya no existen actividades productivas, legales, en esa región.
“No, ya no hay nada. La gente vivía de la madera, de la extracción del pino, pero el aserradero se quemó hace aproximadamente seis años. No sabemos aún por qué. Tenemos la sospecha de que esto pasó intencionalmente para que ya no hubiera actividad agropecuaria y forestal en la región”.
Resaltaron que, cuando en un rancho hay actividad, hay ganado, hay vaqueros, hay gente trabajando legal y alegremente, no sucede nada.
“Pero se quema el aserradero, que era una manera honesta de vivir para aproximadamente un 40 por ciento de los habitantes de la Sierra de Juárez, y luego te dejan sin créditos, se te acaba el ganado. ¡Qué haces entonces allá!”
Dan entonces nuevamente su versión del por qué desde hace 15 años atrás comenzó a florecer la siembra de marihuana en las sierras.
“Primero quitaron el apoyo gubernamental para los ejidatarios de las sierras, que era lo que nos ayudaba con el ganado. Hablamos de vacas, borregas y la producción de queso. Estábamos en posesión de la tenencia de la tierra, cultivábamos hortalizas y había una vida campesina normal, que era muy bonita en la Sierra de Juárez y el resto de la zona serrana del estado”.
Después, narraron, el gobierno federal eliminó el sistema de financiamiento bancario oficial (el Banco Rural), luego la distribuidora y comercializadora de granos CONASUPO, y finalmente el resto de los programas y apoyos al campo.
El remate fue que también se hicieron viejos los ejidatarios y pequeños propietarios originales.
Ahora, algunos ex campesinos con recursos o influencias en el Gobierno del Estado han ido construyendo, desde hace cuatro años, cabañas y asadores para turistas.
“Pero hablamos de pequeñas zonas, muy restringidas ante la magnitud del problema de siembra de marihuana que tenemos en las sierras. Es algo que hasta peligroso puede ser para los visitantes de las sierras y por eso en cualquier momento se puede caer”, consideraron.
- Y las pistas clandestinas de aterrizaje de avionetas, ¿han desparecido?
“No, sigue siendo muy común encontrarlas. Va el Ejército y las destruye, les pone trampas, barrancas, pero a los tres o cuatro días están en operación otra vez”.
Narraron que los narcotraficantes incluso han tumbado pinos y otros árboles grandes para construir las pistas para sus avionetas.
Los restos de avionetas que se han estrellado en la región serrana, así como de la droga que las naves aéreas transportaban, también han sido llevadas a la ciudad de Ensenada por los habitantes honestos de las serranías para su registro en las instancias investigadoras y sancionadoras de los delitos contra la salud.
“Pero el movimiento aéreo de los narcotraficantes en las sierras sigue sin ningún problema. Su actividad es intensa. No ha parado”.
Muy probablemente ni el Parque Nacional de la Sierra de Juárez se salve de la presencia del narco (Foto Enrique Botello)
A los Cuatro Vientos preguntó a los campesinos serranos si los narcotraficantes respetan el territorio de los Parques Nacionales de la Sierra de Juárez y San Pedro Mártir.
“No lo dude que ahí también existan siembras de marihuana. No hay vigilancia, no hay nadie. Principalmente en el Parque de la Sierra de Juárez”.
Por ello consideran que es peligroso andar en la tarde o en la noche en cualquiera de las sierras.
“Todos vamos temprano a los ranchos y a las cuatro de la tarde, antes de que caiga el sol, nos regresamos a Ensenada o de plano nos quedamos a dormir allá, pero siempre con gente. Nunca solos”.
LA SOMBRA EN LOS VALLES
La Secretaría federal de Desarrollo Social (SEDESOL), conjuntamente con el gobierno municipal de Ensenada y el programa federal Habitat, elaboró recientemente el Programa de Desarrollo Regional Ojos Negros-Valle de la Trinidad, que tiene como objetivo primordial el desarrollo integral y armónico de esa región del municipio de Ensenada.
La zona, que comprende las delegaciones municipales de Real del Castillo y Valle de la Trinidad, abarca una superficie de siete mil 145.7 kilómetros cuadrados (714 mil 573.69 hectáreas, y para el año 2000 el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) determinó una población para la región de ocho mil 123 personas, de las cuales cuatro mil 544 vivían en el Valle de la Trinidad.
La agricultura de riesgo, objetivo de los narcos para lavar su dinero en los valles serranos (Foto: Enrique Botello)
En la temporada de recolección de hortalizas –cebollín, chile, tomate, papa, pepino, vid, sandía y desde hace un año fresa-, la población en ambos valles se duplica con el arribo de jornaleros agrícolas temporales provenientes de Mexicali y San Luis Río Colorado, que materialmente dan vida económica y social a las dos delegaciones municipales ensenadenses.
El porcentaje de la población de ambas delegaciones con acceso a servicios de salud es de apenas el 56.7 por ciento.
Además, únicamente entre el seis y el siete por ciento de las viviendas existentes en las dos delegaciones cuentan con los servicios de agua entubada, drenaje y energía eléctrica, y el ingresoo de la gente que trabaja no excede los tres salarios mínimos en promedio
Así, en esa región pobre del municipio de Ensenada, que depende de la agricultura como única opción productiva importante, el narcotráfico ha sentado sus reales desde hace 15 o más años, pasando por una temporada sumamente violenta en el valle de la Trinidad hace 12 años, en que tan solo la instalación de un Ministerio Público del Fuero Común y el establecimiento permanente de un batallón del Ejército Mexicano, lograron contener un poco a la delincuencia.
Un vistazo a la estadística de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y el INEGI, precisan el tamaño de la violencia y el crimen vigente en esa región del municipio de Ensenada.
Por ejemplo, la cantidad de presuntos delincuentes y delincuentes sentenciados del fuero federal por los principales delitos, en el año 2004 fueron:
Dos mil 709 presuntos delincuentes, de los cuales mil 260 (46.5%) son en materia de narcóticos, 802 (29.6%) por delitos previstos en la Ley Federal de Armas de Fuego, 331 (12.2%) por delitos previstos en la Ley General de Población, 61 (2.3%) por robo, (1.7%) por delitos previstos en el Código Fiscal 47, y menos de 1% por delitos previstos en la Ley de Vías de Comunicación, daño en las cosas, homicidio, peculado y otros.
El valle de la Trinidad, continúa “caliente” en cuanto a presencia de narcotraficantes (Foto: cortesía)
Dos mil 113 delincuentes sentenciados, de los cuales 1,014 (48.0%) son en materia de narcóticos, 720 (34.1%) por delitos previstos en la Ley Federal de Armas de Fuego, 226 (10.7%) por delitos previstos en la Ley General de Población, 30 (1.4%) por delitos previstos en el Código Fiscal 47, 27 (1.3%) por robo; 79 (3.7%) por otros delitos y menos de 1% son por delitos previstos en la Ley de Vías de Comunicación, daño en las cosas, homicidio y peculado.
Por su parte, los delitos del fuero común fueron: 11 mil 139 presuntos delincuentes, de los cuales 4,697 (42.0%) son por robo, 1,620 (145%) por daño en las cosas, 1,279 (11.4%) por lesiones, 1,270 (1.4%) por armas prohibidas, 272 (2.4%) por homicidio, 232 (2.1%) por violación, 174 (1.6%) por allanamiento de morada, 145 (1.3%) por fraude, 79 (0.7%) por despojo y 1,421 (12.7) por otros delitos.
Y de 11 mil 189 delincuentes sentenciados, cuatro mil 707 (44.0%) fueron por robo, 1,791 (16.8%) por daño en las cosas, 1,162 (10.9%) por armas prohibidas, 979 (9.2%) por lesiones, 255 (2.4%) por homicidio, 199 (1.9%) por violación, 168 (1.5%) por allanamiento de morada, 111 (1.0%) por despojo, 48 (0.4%) fraude y 1,265 (11.5%) por otros delitos.
“De hecho en el Valle de la Trinidad, ubicado a las faldas de la Sierra de San Pedro Mártir, es en donde hace 10 o 12 años atrás todo empezó. Bueno, eso es cuando nosotros nos enteramos, a lo mejor la zona ya tenía más tiempo con ese problema”, dijo a Zeta un residente del poblado.
Agregó: “Acuérdese que hasta tuvieron que poner un destacamento militar porque hubo un momento en que estuvo muy álgida la vida aquí: asesinatos, robos, tráfico descarado de marihuana. Las hijas de connotados ensenadenses tuvieron ‘accidentes’. Era el centro de operaciones de esta gente”.
Otros pobladores de Valle de la Trinidad consideran que la comarca sigue “muy caliente” –cuando Zeta se acercó a solicitar informes en el edificio que ocupa la delegación municipal, ubicó el inconfundible olor a marihuana quemada a un costado del inmueble-, y que incluso hay una persona en el poblado que hace alarde de su condición delictiva sin que ninguna autoridad haga algo por detenerlo.
“Creemos que las actividades del narco en el valle de La Trinidad se han diversificado y ahora están presentes en toda la región. Ya no hacen tanto ruido como en el pasado, pero de que ahí están, ahí están”, apuntó otro de los entrevistados.
- ¿Y cómo están las cosas en el valle de Ojos Negros?
Ojos Negros, “la base de todo” (Foto: Enrique Botello)
“Yo creo que ahí es donde esta ahora la base de todo. En una ocasión hicimos un estudio socioeconómico ahí. Nos dio que aproximadamente el 40 a 45 por ciento de las siembras en esa región están apoyadas por dinero mal habido”.Esto lo reveló el ex dirigente cenecista, quien categórico agregó:
“O sea, en la parte alta y media de la sierra están sembrando marihuana y en el valle lavan el dinero que obtienen de las ventas de esa primera actividad. ¿Cómo le hacen? Los narcotraficantes, a través de prestanombres, están sembrando hortalizas como sandía, chile, tomate”.
Y remató: “Es una actividad que les permite legalizarse. Así ya no necesitan la violencia. Han llegado a acuerdos. Ya nadie se inquieta con y entre ellos”