Las estructuras, en las que se conserva una imagen en relieve de Santiago Peregrino así como una placa de piedra tallada en la que se da cuenta del momento en el que fueron levantadas, han sufrido los embates del vandalismo y corren el riesgo de perderse, por lo que el Comité Nacional Mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) busca rescatarlos con apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)
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Pareciera imposible que un monumento de esta magnitud pasara casi desapercibido en una ciudad tan poblada como México, pero en el caso de estos muros la misma modernidad los orillo al olvido.
El arquitecto Arturo Garrido, quien se ha dado a la tarea de estudiar el Camino Real, fue quien llevó a cabo el redescubrimiento del monumento, que se encuentra en la colonia San Simón, al norte de la ciudad.
El especialista atribuye el olvido a la segmentación que sufrió la Calzada Vallejo: “En la década de los sesenta se llevó a cabo una gran obra alrededor del Monumento de la Raza y se construyó el primer paso a desnivel, eso hizo que se cerrara la calzada y quedara cortada al norte. Después se construyeron los grandes ejes viales y la parte sur también se cortó, sólo se dejó un acceso de dos carriles y desde esa época la avenida prácticamente quedó aislada”, explica.
Fue así como los remates coloniales se dividieron y prácticamente sólo los vecinos de la colonia los conocían. “Investigando me di cuenta que no había ningún monumento dentro de la declaratoria de la UNESCO, desde Tlatelolco hasta Cuautitlán,
me llamó la atención y vine a investigar. Conocí a la investigadora Paola Sosa y con ella realice un recorrido por el lugar hasta que llegamos aquí y descubrimos los monumentos”, agrega.
Las primeras teorías que se han planteado sobre el origen y uso de los monumentos apuntan a que se trató de dos remates construidos para conmemorar la remodelación de la calzada (existente desde la época prehispánica) y marcar el inicio del Camino Real de Tierra Adentro, o bien que se trata de los antepechos de un puente que estuvo en ese lugar.
Las referencias, sin embargo, son escasas, de acuerdo con Garrido aún no han sido localizadas noticias o fotografías de los monumentos en fuentes bibliográficas, por lo que reconstruir su historia es uno de los trabajos pendientes.
Por lo pronto, las mismas estructuras son el único registro que existe. En el murete ubicado en el camellón de la calzada se distingue aún claramente una figura de Santiago Peregrino, así como una cruz de Santiago, en la que aparece una inscripción que señala que la obra fue construida por gracia del Consulado (antiguo lugar de reunión de comerciantes), quien contribuía con ella a “socorrer las grandes necesidades del reino”.
“La importancia del monumento es que está al inicio del Camino Real de Tierra Adentro, que es sencillamente la carretera que va desde la Ciudad de México a Ciudad Juárez, en Chihuahua, pero que continuaba hasta Estados Unidos, llegando a Nuevo México, Albuquerque y Santa Fe, es una carretera que tiene más de dos mil 400 kilómetros”, dice Garrido.
A pesar de su importancia, las estructuras realizadas con cantera y piedra negra y rosa, se encuentran en peligro de perderse. El paso del tiempo, el vandalismo y las lluvias extremas que han azotado la ciudad podrían terminar con el monumento. Por iniciativa del arquitecto Garrido, a quien ya se han unido vecinos de la zona, Icomos México intercede ante el INAH para rescatar las estructuras.
“Estamos convencidos que vamos a poder revalorar el entorno y recuperar estos monumentos que no están catalogados y de los que simplemente hay una ficha. Será el principio de una gran investigación y estamos solicitando la intervención del INAH para seguir los estudios en conjunto”, afirma Olga Orive, presidenta de Icomos México.
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